viernes, 30 de enero de 2009

Lo que el cerdo esconde V

Fred me indicó que dicho objeto era parte imprescindible de la misión, que era la pareja de el objeto que el portaba, que por ello no debíamos coincidir nosotros dos mucho tiempo, para evitar sospechas y para evitar, que en el supuesto de ser capturados por nuestros enemigos, estos pudieran hacerse con las dos partes del puzzle.
Me pidió que le enseñara el objeto discretamente, y le dio el visto bueno, nos emplazó a mí y a Astrid a esperarle mañana a las diez en punto a.m. en la estación del Zoologischer Garten, sincronizamos nuestros relojes y después se despidió de nosotros.
Astrid y yo nos quedamos un rato charlando, tras el cual decidimos hacer una excursión turística por la ciudad.

Al día siguiente, me levanté temprano, me di una ducha, hice mi maleta, puesto que Fred nos advirtió que una vez llevada acabo la misión deberíamos abandonar rápidamente la ciudad y que Red nos estaría esperando en un aeródromo cercano para llevarnos de vuelta a casa.
Con mi objeto en su funda de terciopelo y oculto de nuevo en mi abrigo, cogí mi maleta, y me dirigí a la estación de metro mas cercana a mi hotel, no sin antes pasar por una panadería y comprar unos brezels para el camino.
A la hora acordada me encontraba en el lugar acordado, y como siempre estaba allí Astrid, me saludo, me preguntó que si todo estaba en orden, le dije que sí y le ofrecí el último brezel que me quedaba, que para mi disgusto acepto.
Mientras Astrid papeaba apareció allí una gran limusina Hammer, el jefe siempre fue discreto, de la que Fred bajo, nos indicó que nos montásemos, y nos explicó detalladamente en que consistía el plan.

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