martes, 13 de octubre de 2009

El vino que bebe Asunción I

Estaba dormido en el sofá, echando una cabezadilla, cuando me ha despertado el teléfono, es una de las cosas que más me molestan en el mundo, que me despierten, me irrita sobremanera y me pone de my mal humor, lo único que es capaza de calmarme es meterme entre pecho y espalda una tableta de chocolate, así que entre que me espabilé y me zampé la tableta el teléfono dejó se sonar, me es indiferente si quieran algo ya volverán a llamar.

Esta rico el chocolate, así como aún no me sentía del todo sosegado, decidí que me comía otra, y mientras la desenvolvía, sonó de nuevo el teléfono. Una de mis máximas en esta vida es que mientras como chocolate no hay nada más, así que ya le pueden ir dando al que llame, que rico el chocolate, parece que ha dejado de sonar el teléfono y me puedo concentrar en el rico sabor del chocolate, joder otra vez suena, pues aún me queda tableta, que me he cogido una de cinco kilos, que bien parece que calla.

No se cuanto tiempo pasó, que rica estaba esta tableta de 5 kg de chocolate negro, un 90% de Cacao, me encanta el sabor amargo este que deja de regusto, esta rica, como se funde en mi boca el chocolate, que gustazo, joder ahora suena el timbre pues al que llame le van a ir dando, que rica, no puedo hacer mas que relamerme y volver a hincar el diente en el delicioso chocolate, me invade de nuevo el sabor amargo y dejo de oír el timbre, me he trasladado a una dimensión superior, a la dimensión del chocolate y no oigo, no veo, no huelo, suelo siento el cacao en mi boca, el placer del cacao, estoy en trance, Santa Teresa o tienen nada que hacer al lado de esto, esto si que es un éxtasis.

Un fuerte ruido me saca de mis ensoñaciones, y empiezo a chillar, alguien a derribado mi puerta con el ariete, AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH, rápidamente tiro la tableta, muy a mi pesa y me armo con el cuchillo jamonero, Berlín que recuerdos, veo una sombrar entrar en mi cocina, empuño el cuchillo, cual guerreo banzai, me dispongo a saltar sobre el intruso, cuando veo esa peculiar ceja, la ceja de Astrid, la madre que le parió,

-¿Por qué entras así en mi casa?, le pregunto, casi me matas del susto desaprensivo.

- Llevo cerca de una hora llamándote al teléfono sin parar, he venido a tu casa y no me abrías la puerta, por cierto, te he quedado el timbre, pensé que te había ocurrido algo y he optado por usar mi llave que todo lo abre.

- Ni comer chocolate tranquilo que puede uno, ¿qué es lo que pasa?

- Coge tus cosa, tenemos una nueva misión, partimos de inmediato para Oporto, red nos espera abajo en el coche, en esta ocasión es ella quien está al mando de la operación, que no nos pase nada, puesto que Fred está de vacaciones en una paradisíaca isla desierta, es lo que tiene el verano, vamos Lori.

- ¿En que consiste la operación?

- Serás informado, como siempre en su debido momento, vamos tenemos prisa, en el coche te contaré algunos detalles.

Red nos estaba esperando en la puerta de casa, con un Audi TT Roadster,

-Oye Astrid, dije

- ¿Qué quieres Lori?

- ¿Habéis venido cómodos en ese coche?

- Sí, claro, es muy cómodo

- Y tres, más las maletas, ¿iremos cómodos?, pregunté

- OHHHHHHHHHHHHHHH, siempre igual, siempre igual sois todos un desastre, no tenéis remedio

-Oye, que el que se ha dado cuenta he sido yo, lo mismo tengo que ir sentado en tu regazo, Astrid

- Agggggggggggggggggggggggghhhh

- Ya estás con el ruidito de siempre, Astrid.

- Hola red, saludé, ¿Qué tal estás?

- Muy bien, hola, Lori, cuanto tiempo sin verte, ¿Qué les has hecho a Astrid, que viene protestando?

- Preguntarle, que si íbamos a caber todos en el coche con las maletas.

- Eso no es problema, el coche es únicamente para ir a buscar la avioneta al aeropuerto secreto.

- Y te has buscado el que menos llame la atención, para pasar desapercibidos, agggggggggggggh.- Seguía renegando Astrid.

- Venga montaos, dijo Red.

-¿Cómo?, pregunto con su voz atiplado Astrid.

- pues tu en el asiento y Lori que se siente sobre ti, en cuanto al equipaje colocad las maletas atrás.

Así emprendimos la marcha hacia el aeropuerto secreto de la compañía, que yo la llamo así por que queda más de película americana. Red conducía a toda pastilla por la ciudad, mientras yo iba sentado sobre Astrid, sintiendo el aire contra mi cara, sintiendo la velocidad, notando los huesos de Astrid en mi culo, escuchando Bloc Party a todo trapo que sonaba en el equipo musical del coche, y oyendo de fondo el gritito de Astrid aaaaaaaggggggggggg, que gordo estás me decía, es que me quiere traumar o algo, por que es mi amigo, que si no le metía.

Al cabo de un rato llegamos al aeropuerto y nos montamos en la avioneta, Astrid tardo un rato en llegar del coche a la avioneta y en subir las escaleras, iba como cojo y protestando como durante todo el camino, debió pensar que era Rambo, por que solo decía, no siento las piernas, Dios mío, no siento las piernas.

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